Dios y el niño, María Montessori
"El amor que nace en el momento en el que llega el niño es como una revelación de la grandeza moral de la que es capaz un hombre cuando su hijo le obliga a sentirse padre y madre. Entonces sus riquezas pasan a ser las del hijo. La fuerza de la que se dispone se erige en defensa y protección de los hijos. Se trabaja para el niño. Se quiere sacrificar todo para conservar al niño. Así conmueve y forma Dios al adulto por medio del niño.
Por lo que representa el niño y por sus necesidades que debemos atender, podemos hablar de él como de una gran gracia externa que entra en la familia donde desarrolla ¡el apostolado del niño!"
"Solo el reconocimiento de Dios con sus derechos, sus exigencias y sus deseos a los niños nos permite vivir verdaderamente para el niño renunciando a nosotros mismos."
"Nuestros niños, cuando aprenden a estar sentados, a abrochar un botón o a tocar los bordes de una baldosa cuadrada se están iniciando en la vida espiritual.
Las madres que quieren colaborar en la educación prodigiosa de los niños nuevos deben penetrar en una senda que conduce a Dios."
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