El mundo del trabajo
El mes de agosto no ha sido muy bueno en general. Es un mes que no me gusta demasiado. Mucho trabajo, mucho calor... Y en cuanto a lecturas se refiere sólo puedo destacar estas dos que os traigo hoy.
Germinal de Zola, y Desde la línea de Joseph Ponthus.
El mundo del trabajo. Uno narrado en 1885, y el otro en el 2020.
En uno se nos cuenta la vida de un pueblo de mineros y el otro es el diario de un trabajador precario en distintas fabricas.
Zola nos describe a la perfección como fue la vida de los mineros, como en ellos germinó la semilla del cambio.
Ponthus nos cuenta su vida, su vida en estas fábricas, y su vida disponible para las llamadas de la ett dándole trabajo con dos horas de antelación.
Miles de mineros al grito de Germinal despidieron a Zola en su entierro. Ponthus ha muerto hace poco, me enteré mientras leía su libro. Realmente las fábricas le comieron su vida.
Nuestro mundo necesita mineros, trabajadores en fábricas, trabajos que nadie quiere hacer pero que necesitamos. Leía hace unos días que se necesitan camioneros. Sí, camioneros, gracias a ellos tenemos cosas en casa que vienen de lejos. La vocación. ¿Hay alguien que haya nacido para limpiar la sangre de los animales muertos en un matadero? No lo creo. Igual se trata de que cada uno dignifique su trabajo, igual se trata de que los trabajos dejen de ser precarios, y tengan buenos sueldos, y que puedan construir su vida en torno a un horario estable y un sueldo digno.
Hola.
ResponderEliminarYo leí Germinal de adolescente, me lo recomendó mi madre, y me impactó.
Me ha encantado tu reflexión. Es cierto que limpiar la sangre de un matadero es un trabajo que no está en la meta denadie, o de muy pocos.
Dignificar cada uno su trabajo está muy bien, pero lo de los sueldos y el horario ya es cosa difícil, hay demasiados intereses por ahí.
Muy feliz día y me encanta esta entrada, concisa y con mucho material para pensar.Por cierto, me apunto Desde la línea de Joseph Ponthus.
Gracias por pasarte. Ya me dirás que te parece si lees Desde la línea.
EliminarBuenas tardes, Esther:
ResponderEliminarYa estamos en septiembre y la vida se renueva, ¡mucho ánimo!
Con respecto a tus lecturas, Zola era un genio, poco más puedo decir. Y con respecto a los trabajos, tienes toda la razón, es una lástima que determinadas profesiones tiendan a desaparecer.
Un abrazo
Yo voy a ver si sigo leyendo a Zola, me ha gustado mucho. Un abrazo
EliminarMe imagino que, a pesar de la distancia temporal, estas dos lecturas te habrán resultado muy complementarias. O probablemente lo hayan sido precisamente por esa distancia temporal.
ResponderEliminarSon dos autores que no he leído. De hecho, de Joseph Ponthus ni siquiera sabía, aunque me ha llamado la atención.
Y, sí, de eso debería tratarse, pero mira en cambio cómo seguimos.
Un abrazo
Sí, a veces sin pensarlo mucho las lecturas se complementan casi por casualidad. Un abrazo
EliminarCómo me gusta cuando haces comparativas y relacionas las diferentes lecturas que lees. Muy acertado lo que comentas, la verdad es que sí... Curioso cuánto menos la reflexión. Libros interesantes. El Germinal de Zola, como ya te comenté, aunque quiero leerlo tengo otros ya del autor que leeré antes... Un saludito Esther.
ResponderEliminarGracias por tus palabras. Yo quiero seguir leyendo a Zola, a ver si lo consigo, porque siempre se meten otras lecturas en medio. Un abrazo
EliminarHola Esther.
ResponderEliminarDisculpa al ver tu blog me puse a leer y pensé dejarte un comentario para decirte que me ha encantado tu descripción entre dos libros. Zola y Ponthus.
Que forma más buena de sacarles sus comparativas entre dos historias distintas. Enlazandolas una con la otra. Es magnífico.
Soy bien golosa con este tipo de temas.
Que por cierto los dos libros me parecen interesantes.
En agosto es cierto. Parece como si el mundo se acabara.
Saludos
Gracias por tus palabras. Un saludo
EliminarEs que Zola era un grande, un escritor inmenso. No me extraña que le despidieran así en su entierro.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz día.
Hola, Esther.
ResponderEliminarQué dos libros más apetecibles, no conocía al tal Ponthus, ya fallecido el pobre.
Nuestra vida es algo más cómoda precisamente por esos trabajadores que hacen "el trabajo sucio", nunca mejor dicho, pero pocas veces nos paramos a pensar en los cimientos que sostienen nuestro bienestar.
Ah, ya me hecho tu seguidor y ahora te añado a mi lista de blogs favoritos, ¡inexplicablemente no lo había hecho aún!
Un abrazo , Esther.
Please read my post
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