"Estábamos allí para divertirnos, para abroncarnos, para no tomarnos en serio un mundo que nos desesperaba." Uno podría pensar que en un relato de un superviviente de un atentado, en el que además ha resultado gravemente herido, sólo va a leer experiencias muy duras, ira, rabia, impotencia, tristeza... pues no. En El colgajo leemos renacer, recomenzar. Leemos vida. Leemos la gratitud que siente ante su familia, amigos, equipo médico, policías que le han cuidado... Leemos vida. Muchas cosas me han emocionado de este libro. Una de ellas, su amor por la literatura. Esas esperas antes de entrar al quirófano en las que se bajaba un libro para que su cabeza estuviese ocupada en otras cosas. Esas curas, me imagino que llenas de dolor, acompañadas por música de Bach. Ya lo dijo Dostoievski, la belleza es la que salvará al mundo. Lançon repite en cada entrevista que toda su energía estuvo en recuperarse, física y mentalmente. No tuvo tiempo de pararse a odiar. El ataque a Charlie Heb
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¡Qué curioso! Además me encanta, la implicación activa del autor. Es un libro que me gusta muchísimo, estoy pensando en releerlo para poder tenerlo en el blog. Un beso Esther :)
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