Las lecturas que se han quedado conmigo

  Viendo la imagen final de los libros que he seleccionado como mis mejoras lecturas, queda  bastante claro que me encanta leer vidas de otros.   Disfruté muchísimo con ese canto de amistad que es el libro de Cristina Peri Rossi a su gran amigo Cortázar. Descubrí a Alessandro D´Avenia con El arte de la fragilidad . Saberse frágiles y aceptarlo es una de las enseñanzas de la vida. Me gusta descubrir a testigos de la vida. Y un testigo ha sido Philippe Lançon con El colgajo . ¿Cómo se puede sentir gratitud después de haber sufrido un atentado? Pues se puede.  Igual de Delphine de Vigan siente un amor tan profundo hacia su madre, a pesar de la infancia que la hizo pasar. Sanmao también nos cuenta el pozo oscuro en el que cayó después de la muerte de su marido. No consiguió salir de él. Leer la vida de los demás te hace poner en perspectiva la tuya.  Leer a Ayestarán y su Jerusalén, santa y cautiva, te hace conocer una ciudad testigo de tanto sufrimiento.  Con Los silencios de la libertad

La peste, Albert Camus

 "Ha habido en el mundo tantas peste como guerras y sin embargo, pestes y guerras cogen a las gentes siempre desprevenidas (...) Cuando estalla una guerra las gentes se dicen: «Esto no puede durar, es demasiado estúpido.» Y sin duda una guerra es evidentemente estúpida, pero eso no impide que dure. La estupidez insiste siempre,uno se daría cuenta de ello si uno no pensara siempre en sí mismo. Nuestros conciudadanosa este respecto, eran como todo el mundo; pensaban en ellos mismos, dicho de otro modo, eran humanidad, no creían en las plagas."

"Los telegramas llegaran a ser nuestro único recurso. Seres ligados por la inteligencia, por el corazón o por la carne fueron reducidos a buscar los signos de esta comunión en las mayusculas de un despacho de diez palabras. Y como las fórmulas que se pueden emplear en un telegrama se agotan pronto, largas vidas en común o dolorosas pasiones se resumieron rápidamente en un intercambio periódico de fórmulas establecidas como: «Sigo bien. Cuídate. Cariños.»"
"Rieux sabía lo que estaba pensando en aquel momento el pobre viejo que lloraba, y también como él pensaba que este mundo sin amor es un mundo muerto y que al fin llega un momento en que se cansa uno de la prisión, del trabajo y del valor, y no exige más que el rostro de un ser y el hechizo de la ternura en el corazón."

"... hay en los hombres más cosas dignas de admiración que de desprecio."



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