Las lecturas que se han quedado conmigo

  Viendo la imagen final de los libros que he seleccionado como mis mejoras lecturas, queda  bastante claro que me encanta leer vidas de otros.   Disfruté muchísimo con ese canto de amistad que es el libro de Cristina Peri Rossi a su gran amigo Cortázar. Descubrí a Alessandro D´Avenia con El arte de la fragilidad . Saberse frágiles y aceptarlo es una de las enseñanzas de la vida. Me gusta descubrir a testigos de la vida. Y un testigo ha sido Philippe Lançon con El colgajo . ¿Cómo se puede sentir gratitud después de haber sufrido un atentado? Pues se puede.  Igual de Delphine de Vigan siente un amor tan profundo hacia su madre, a pesar de la infancia que la hizo pasar. Sanmao también nos cuenta el pozo oscuro en el que cayó después de la muerte de su marido. No consiguió salir de él. Leer la vida de los demás te hace poner en perspectiva la tuya.  Leer a Ayestarán y su Jerusalén, santa y cautiva, te hace conocer una ciudad testigo de tanto sufrimiento.  Con Los silencios de la libertad

Aleluyas de Santa Teresa, Gloria Fuertes

Gloria Fuertes nos dejaba un día como hoy, 27 de noviembre, hace ya 18 años; y el año que viene se celebrará el centenario de su nacimiento.  La aerolínea Norwegain la ha escogido como uno de los personajes homenajeados en las colas de sus aviones. Quizá en este tiempo que nos queda hasta su centenario podíamos ir rescatando poemas suyos. Hoy os traigo un poema poco conocido dedicado a Santa Teresa.






Nació en Ávila Teresa,
donde el Tormes sus pies besa.
Castillas fue más Castilla
cuando nació esta chiquilla.

Y nunca en ningún verano
hubo espiga de tal grano.

Juega con sus hermanitos
a concursos de altarcitos.

“Tu y yo debemos huir
y a los moros convertir”.

Era traviesa e inquieta
la que luego fue poeta.

Y se da cuenta la gente
que tiene luz en la frente.

A Dios le pide un cosa:
que quiere ser religiosa.

La más humilde y sencilla,
religiosa de Castilla.

Y la humilde servidora
se convierte en escritora.

Lo que recitan sus labios
causa asombro a los más sabios.

Sabe escribir y pensar
(y también sabe guisar).

Y afirmaba con salero:
“Dios está entre los pucheros”.

En celdas iluminadas
escribía “Las Moradas”.

Luego Teresa cantora
se convierte en Fundadora.

Todo el mundo quiere verla
y conocerla es quererla.

Llena de gozo y contento,
va y viene y funda conventos.

(Esta gran Santa poeta,
hoy iría en bicicleta).

De tanto amarle se hiere
y habla con Dios cuando quiere.

Monja que vale por dos,
cuando quiere habla con Dios.

Y aquella niña traviesa
se llama Santa Teresa.


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